Los “golden boys” que formó Piñera en los 80 en Citicorp

“Es imposible que cualquier persona que haya tenido el honor de conocer a Sebastián Piñera no le haya tenido respeto y admiración por su entrega por entero a Chile”.

Las palabras son de Heriberto Urzúa, empresario que partió en el mundo de los negocios de la mano del exPresidente en Citicorp.

Tras su salida del Banco de Talca, Sebastián Piñera recibió una oferta para asumir la gerencia general de Citicorp-Santiago, un banco de inversión formado por la entidad estadounidense y el Banco Santiago, entonces controlado por Manuel Cruzat.

“Sebastián era tremendamente exigente, pero sacaba lo mejor de ti. A nosotros nos gustaba trabajar con él y lo seguíamos a donde nos pidiera”, recuerda Urzúa.

Los elegidos

El ex mandatario diseñó un modo de trabajo que luego aplicaría en otros de sus negocios: formar equipos de jóvenes ejecutivos, para lo cual iba a la Universidad Católica y preguntaba por los mejores estudiantes de ingeniería. Su contacto en la facultada era Carmen Tessada, recuerda Urzúa, quien llegó a trabajar con Piñera con 22 años.

“Él pedía excelencia, a los mejores alumnos de la Católica”, recuerda el empresario. “Todo era meritocracia. Yo a él no lo conocía; tampoco Patricio Jottar y Patricio Parodi”, añade Urzúa, apuntando a otros de los jóvenes que contrató Piñera en esa época. Los llamados golden boys del Citicorp que formó Piñera en los años 80.

En esta lista -junto con Heriberto Urzúa- figuran otros reconocidos empresarios: Francisco Pérez Mackenna, Eugenio Von Chrismar Carvajal, Isidoro Palma, Patricio Jottar, Patricio Parodi, Carlos Alberto Cartoni, Francisco Cuesta, Jaime de la Barra, Juan Bilbao, Fernando Massú, Eduardo Navarro, Felipe Joannon, Andrés Lehuedé y Rodrigo Pérez Mackenna.

“Nuestro jefe ahí era Sebastián”, cuenta Urzúa, quien detalla la estructura de Citicorp & Santiago Agente de Valores en 1984: Piñera en la gerencia general, secundado por Isidoro Palma, José Cox e Ignacio Guerrero como gerentes de Proyectos. Se repartían entre los pisos 4 y 6 del edificio Eurocentro, en Moneda 970.

“Sebastián era tremendamente exigente, pero era fantástico, sacaba lo mejor de ti. Con él, todos aprendimos todo y lo seguíamos a donde nos pidiera”, afirma Urzúa.